Leyendo entre líneas...

Leyendo entre lineas...


REGLAS:  

1.- La primera vez, léelo normal. 
2.- Luego lée sólo las
líneas amarillas. 

"Carta de Cristóbal Colon al Rey de España

al descubrir America en 1492"

Llegamos hace dos meses, y ya casi hemos for-
malizado las relaciones internacionales. Les he comu-
nicado a todas las indias y les ha fascinado la ver-
dad sincera con que hemos hablado y mucho les hala-
ga de nosotros lo velludo. Ya nos sacaron todo el se-
creto del exito en la travesia en barco y ya no te-
men a los que veniamos en las 3 carabelas. Estas pu-
ras y lindas mujeres nos han dicho que estan dispues-
tas quieren irse a España con nosotros.

Quiero decirle a usted en lo personal que me co-
noce muy bien, que para entender el dialecto esco-
ji a una mujer llamada Malinche, esta linda dama co-
cina un arroz con pescado muy sabroso y ademas te-
je con mucha creatividad. El papa de ella es pu-
ra necedad y para colmo es demasiado ton-
to que no se ha dado cuenta de la conquista.

Bueno majestad, es todo por ahora, saludos a su pu-
ritana mujer Isabel y digale que por aca la situacion es-
ta controlada que no tema y que muy pronto me acos-
tumbrare a estas tierras, ya que en unos meses mas es-
tare con ella para agradecerle toda su vida.

                        Atte.

                   Cristobal Colon.

Carta a mi amada

Mi apreciada señorita: yo quisiera pre-
sentarla ante el altar y no enga-
ñarla vilmente, pues comprendo que es usted la más pu-
ra, el más inocente modelo de virtud y la más cul-
ta que he podido encontrar para depositar el se-
creto de mi amor y no permitir que mis venas se que-
men con tan ardiente fuego, despues de haber for-
malizado mi más sincera intención, que he comu-
nicado a usted y a sus hermanas, quiero ver mi ver-
dadera intención correspondida, la pasión que la ha-

ga feliz. Además deseo poseer su hermoso cu-
tis y su corazón. Le he declarado mi amor sin rece-
lo, intensamente... y ansío contemplar las te-
nues caricias y todas sus bellezas comple-
tas,enormes y abrumadas. Sinceramente, quiero co-
nocerla de corazón y hacerla mi esposa, prote-
gerla por todas partes... regar sus mus-
tios rosales, para mostrarle  todos los cie-
los, bajo un diluvio de blancas le-
janía .... llenas de felicida y por las no-
ches, recibir con lentitud en las bo-
rracas de mi vida, como un rumor de is-
las lejanas que suenan cual serenatas de pe-
rennes canciones ... ¡ estas son mis mayores dese-
os, ardientes, explosivos y divinos ¡.

Besos

                   Tu querido amor


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